Erase una vez una Princesa la cual vivía en un bosque muy lejano, un día mientras ella caminaba por los alrededores de su reino, vio a lo lejos a una criatura diferente, a la cual nunca había visto, era un Troll. Suelen decir que los Trolls son malos y que solo se preocupan por sí mismos, pero la Princesa vio que él era diferente, le inspiraba mucha confianza y en sus ojos podía ver una luz de lo grande que era su ser.
Fue él el que se acercó donde la princesa, la cual con un poco de temor se fue acercando al Troll. Cuando empezaron a conversar se dieron cuenta que tenían muchas cosas en común y se hicieron muy buenos amigos.
La Princesa podía sentir como el amor iba naciendo en su corazón, cada vez que estaban juntos se sentía extremadamente feliz y ella haría lo que sea por estar a su lado. Pero el Troll era un ser complicado, el cual tenía algunos asuntos sin resolver, a la Princesa se le advirtió de esto, y sobretodo le dijo que no se enamorara de él.
Pero era demasiado tarde, la Princesa era un alma muy solitaria, a pesar de tener mucha gente a su alrededor, no tenía a nadie más a quien amar. Entregó su corazón por completo, esperando la misma respuesta por parte del Troll, pero no fue así.
La presencia del ser amado fue desapareciendo poco a poco, ya casi no lo veía. Aquellos encuentros furtivos llenos de pasión, se hicieron cada vez más escasos, hasta que hubo momentos en los que la Princesa dudaba de su existencia y pensaba que todo había sido un sueño.
Todos los amigos de la Princesa le decían que se olvide de él, que todo había sido su imaginación, pero ella no podía perder la esperanza de algún día estar a su lado. Ella no podía aceptar que todo se hubiera terminado así de simple. Era la primera vez que amaba de ese modo y no era correspondida.
Los meses pasaron, y su comunicación fue escasa. Hasta que un día la Princesa decidió hacer un viaje a una tierra muy lejana, el Troll le deseó mucha suerte y fue la última vez que se vieron. Ahora la Princesa ha recibido una carta con la noticia que le rompería el corazón, ya que el Troll ha conocido a alguien más. Pero eso no fue lo que más le dolió sino sus palabras, que como dagas se clavaron en el corazón de la Princesa.
La Princesa le deseó suerte y le dijo que sea feliz, ya que su corazón no podía expresar otro sentimiento más que amor hacia él. Solo le hubiera gustado ser la persona que lo haga feliz. Pero ese mismo corazón ahora ha estallado en miles de pedazos, y no cree ser capaz de poder recogerlos, le faltan las energías.
Ese día la Princesa no derramó una sola lágrima, tal vez porque ya había derramado demasiadas por el Troll y se secaron para siempre. Y ahora se encuentra sola, en una tierra desconocida, con el único anhelo de un simple abrazo y de un retorno próximo.
Este cuento de hadas no es de aquellos que tienen un final feliz. Solo queda el sonido del viento fusionándose con el alma de la Princesa que va desvaneciéndose lentamente...
Fue él el que se acercó donde la princesa, la cual con un poco de temor se fue acercando al Troll. Cuando empezaron a conversar se dieron cuenta que tenían muchas cosas en común y se hicieron muy buenos amigos.
La Princesa podía sentir como el amor iba naciendo en su corazón, cada vez que estaban juntos se sentía extremadamente feliz y ella haría lo que sea por estar a su lado. Pero el Troll era un ser complicado, el cual tenía algunos asuntos sin resolver, a la Princesa se le advirtió de esto, y sobretodo le dijo que no se enamorara de él.
Pero era demasiado tarde, la Princesa era un alma muy solitaria, a pesar de tener mucha gente a su alrededor, no tenía a nadie más a quien amar. Entregó su corazón por completo, esperando la misma respuesta por parte del Troll, pero no fue así.
La presencia del ser amado fue desapareciendo poco a poco, ya casi no lo veía. Aquellos encuentros furtivos llenos de pasión, se hicieron cada vez más escasos, hasta que hubo momentos en los que la Princesa dudaba de su existencia y pensaba que todo había sido un sueño.
Todos los amigos de la Princesa le decían que se olvide de él, que todo había sido su imaginación, pero ella no podía perder la esperanza de algún día estar a su lado. Ella no podía aceptar que todo se hubiera terminado así de simple. Era la primera vez que amaba de ese modo y no era correspondida.
Los meses pasaron, y su comunicación fue escasa. Hasta que un día la Princesa decidió hacer un viaje a una tierra muy lejana, el Troll le deseó mucha suerte y fue la última vez que se vieron. Ahora la Princesa ha recibido una carta con la noticia que le rompería el corazón, ya que el Troll ha conocido a alguien más. Pero eso no fue lo que más le dolió sino sus palabras, que como dagas se clavaron en el corazón de la Princesa.
La Princesa le deseó suerte y le dijo que sea feliz, ya que su corazón no podía expresar otro sentimiento más que amor hacia él. Solo le hubiera gustado ser la persona que lo haga feliz. Pero ese mismo corazón ahora ha estallado en miles de pedazos, y no cree ser capaz de poder recogerlos, le faltan las energías.
Ese día la Princesa no derramó una sola lágrima, tal vez porque ya había derramado demasiadas por el Troll y se secaron para siempre. Y ahora se encuentra sola, en una tierra desconocida, con el único anhelo de un simple abrazo y de un retorno próximo.
Este cuento de hadas no es de aquellos que tienen un final feliz. Solo queda el sonido del viento fusionándose con el alma de la Princesa que va desvaneciéndose lentamente...
Just gonna stay there and watch me cry,
because I love the way it hurt´s
because I love the way it hurt´s
